La Buena Parte del Día - Lucas 5:2-4

Este grandioso milagro visible a muchos, va más allá de la provisión que Simón y sus compañeros de pesca recibieron ese día. Porque la enseñanza trasciende a mucho más que mostrarnos el camino que Pedro seguiría con su Maestro.
Esta es la dinámica que funciona en la vida de un creyente. Aquí es donde encontramos 3 pilares en los que debemos afirmarnos para entender que en medio de la mayor decepción o inconformidad por la que pasemos podemos estar a las puertas de un milagro que llevará nuestra fe a un nivel mayor:
1. Una visión espiritual.
2. Una Obediencia firme.
3. Un corazón dispuesto a creer.
Una visión espiritual.
Necesitamos la visión de Jesús, aquella que no ve las circunstancias y en medio de ellas no hay ceguera ante lo que está frente a nuestros ojos por suceder. Que aun las condiciones presentes, ni los resultados inmediatos oculten lo que ya está dado por Dios para nuestra vida. Muchas veces cuando esperamos algo que creemos que es lo mejor y no sucede, la frustración termina limitando nuestra visión espiritual y anteponemos la corta visión natural que tenemos. La que solo llega hasta donde nuestros pensamientos alcanzan. Desarrollar una visión espiritual nos permitirá vivir confiadamente los momentos necesarios para ver manifestado lo maravilloso que Dios nos prepara en su tiempo. Muchos milagros de Dios están a pocos pasos, pero no todos los ojos dispuestos para verlos.
Una Obediencia firme.
A pesar de todo lo que Pedro había intentado durante la noche, a pesar de su cansancio, frustración y desanimo, fue obediente a las palabras de Jesús. El resultado de muchas de nuestras decisiones fracasadas proviene de la desobediencia a lo que Dios nos ha hablado, sobre todo cuando hemos actuado en nuestra propia opinión de las cosas. Proverbios 3:4 nos dice: "Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar". Pedro dijo a Jesús unas palabras maravillosas que siempre debemos decir ante las promesas de Dios en su palabra: "Si tú lo dices estoy dispuesto una vez más".
Un corazón dispuesto a creer.
Para estos pescadores la noche que era el momento ideal para pescar, ya había pasado, toda circunstancia parecía estar en contra de resultados favorables. Pero la presencia de Jesús, provoca un corazón dispuesto a creer sin ver nada cercano. El resultado de vidas deprimidas y decaídas obedece a rendirse antes del último round, que podría haber cambiado la historia. Muchas veces nos quedamos quietos en la autocompasión en medio de una circunstancia, cuando Dios lo único que quiere ver es que demos pasos de fe con un corazón dispuesto a creerle. Por esto muchos sueños se esfuman al borde de haberlos alcanzado. Hay quienes dejamos pasar oportunidades porque las circunstancias no parecen ideales para emprender nada, pero los milagros suceden únicamente cuando nos atrevemos a entrar a aguas profundas de la mano del Señor. Esto nos lleva a concluir que las redes no se pueden llenar cerca de una orilla, es necesario ir a aguas más profundas donde entremos con una visión espiritual, una obediencia firme, y un corazón dispuesto a creer que los sueños de Dios son más amplios que los que pudimos imaginar.
Oración.
Gracias Señor por darnos una visión espiritual, por tus palabras que siempre debemos obedecer y por tu presencia que produce en nosotros corazones dispuestos a creer.
Por: Rosana Quevedo Angel.